Un banco de semillas para que crezca la red de huertas orgánicas vecinales

L a proliferación de huertas vecinales en el Conurbano y la ciudad durante la pandemia puso en primer plano la importancia de cuidar el reservorio de semillas, clave para poder seguir produciendo, intercambiando y regalando a la comunidad. “Tenemos un banco de semillas que consta desde siete variedades de lechugas hasta frutales y árboles nativos, pero hay algunas de las cuales tenemos poca cantidad y necesitamos multiplicarlas. Entonces, buscamos apadrinamientos, es decir, vecinos que puedan comprometerse a reproducir alguna semilla a la cual le vamos dando seguimiento”, cuenta Tamara Caserotto Miranda, fundadora de la Red de Huertas Comunitarias y también miembro de Huerta Viento, que desde 2013 funciona en un terreno de 14 metros cuadrados al costado de la estación de tren, frente a la Plaza Callegari, en Florencio Varela.
En la Huerta Viento participan 13 vecinos en forma activa y van rotando los voluntarios. Hay reglas de convivencia y de respeto para su uso adecuado, y una grilla de tareas para regar, supervisar, cosechar, revolver el compost, entre otros. Antes de la cuarentena, se llevaban adelante talleres y jornadas de regalo de plantines con la red (todos los domingos se regalan 200), aunque la comunidad puede acercarse en cualquier momento al espacio teniendo en cuenta la siguiente consigna: “Si te llevás algo, dejá algo”, como semillas, tierra, un brote, residuos orgánicos para compost.