«La relación entre California y China es el experimento diplomático más grande entre superpoderes»

La creciente rivalidad comercial, militar y política entre Estados Unidos y China tiene su efecto en California, que durante décadas fue el nexo de unión entre ambas superpotencias.
China y el estado de California, del que se dice que es la quinta economía del mundo, mantienen una relación que lleva forjándose más de 150 años a través de la inmigración, las inversiones inmobiliarias y el entretenimiento.
De 2008 a 2018, la relación entre ambos se potenció, pero se frenó con la llegada al poder de Donald Trump, que cuestionó la supuesta desventaja comercial de su país frente a China.
La guerra comercial, reflejada en la imposición de nuevos aranceles, afectó a California, que perdió independencia en la toma de decisiones. La política con China volvió a ser dictada desde la capital, Washington D.C., a miles de kilómetros de distancia.
La llegada de Joe Biden ha rebajado la tensión, pero la rivalidad se mantiene. Estados Unidos considera que China quiere desafiar su liderazgo mundial; Pekín, por su parte, cuestiona la hegemonía mundial norteamericana.
Y California, pese a las restricciones de los últimos años, sigue siendo el mejor lugar para reflejar el encuentro entre las potencias.
«La relación entre California y China es el experimento diplomático más grande entre superpoderes», asegura Matt Sheehan, egresado en Ciencias Políticas de la Universidad de Stanford y autor de A Transpacific Experiment: How China and California Collaborate and Compete for Our Future («Un experimento transpacífico: cómo China y California colaboran y compiten por nuestro futuro»).
¿Por qué dice que hay un experimento diplomático entre California y China y que es el más grande entre las superpotencias?
Durante mucho tiempo, la relación entre EE.UU. y China fue muy lejana. Eran líderes de alto nivel en Washington D.C. y Pekín conversando.
Las personas comunes no siempre interactuaban entre sí, las empresas chinas no estaban en Estados Unidos y las películas estadounidenses no eran reproducidas en China.
Pero en los últimos diez años, de repente, hubo cientos de estudiantes chinos en universidades estadounidenses, mucha más inmigración, gran inversión en empresas de tecnología y en el sector inmobiliario.
Y California estuvo al frente de cada una de estas tendencias, convirtiéndose en escenario de este interesante experimento cuando dos poderosas superpotencias se encuentran en un nivel terrenal.
Por mucho tiempo, California funcionó de manera bastante independiente de Washington D.C. y del resto del gobierno de EE.UU.
Entre 2008 y 2018, no hubo una política nacional de EE.UU. sobre cómo tratar a los estudiantes chinos en las universidades estadounidenses. No había una política nacional, o la hubo muy tarde, en torno a la inversión china.
Entonces, los presidentes de universidades en California o, por ejemplo, el director ejecutivo de Apple, Tim Cook, se convertían en las personas más importantes para negociar con China.
A partir de 2018, Washington empezó a recuperar su poder en las negociaciones de los gobiernos locales, las empresas y universidades con China.
Los alcaldes de California ya no pueden invitar a los inversores chinos para que construyan fábricas en su comunidad ni hacer que inversores chinos compren de manera simple nuevas empresas de California.
Hay una especie de tira y afloja entre los líderes locales que estuvieron al frente durante mucho tiempo de las negociaciones y Washington.
Fuente BBC News