Playón Ferroviario: así será el nuevo parque público porteño, entre vías y adoquines, que estará listo a partir de mayo

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Los adoquines que se sacaron del piso fueron apilados hasta formar una montaña al lado de los durmientes que eran partes de las vías. Allí están a la espera de volver a ser reutilizados, pero en otras funciones: conformarán parte de los senderos que se integrarán a la superficie verde, entre plantas y árboles nuevos, y también del mobiliario urbano que acompañará el cambio en el viejo playón ferroviario de Colegiales donde, en pocos meses, un nuevo parque reemplazará a viejas y obsoletas construcciones en desuso.

El predio donde se instalará el Parque Ferroviario está en pleno proceso de transformación. Son casi dos manzanas y media entre las calles Virrey Olaguer y Feliú, Moldes, la avenida Federico Lacroze y las vías del ferrocarril Mitre, donde se generarán 18.000 metros cuadrados de espacio verde, según la promesa del Gobierno porteño. El proyecto se encuadra en el plan de inyección de nuevo espacio verde y público que se irá sumando en los próximos meses.

Aunque los primeros trabajos comenzaron en noviembre pasado, por estos días se aceleraron para poder cumplir con la meta de entregarlo entre mayo y junio. Por eso, entre máquinas excavadoras que van removiendo la tierra, varios operarios realizan tareas manuales y preparan el terreno. Las vías por donde antes se movían las formaciones ferroviarias quedan expuestas a cielo a abierto y así estarán hasta que sean incorporadas al diseño del lugar. ¿El objetivo? Que el nuevo parque conserve la impronta ferroviaria y que no pierda identidad.

Según explican los responsables de la obra, los paredones que cierran el predio por la calle Moldes serán derribados para que el nuevo espacio sea abierto por ese sector, aunque la entrada principal será en la equina de Federico Lacroze donde hoy funciona el Centro de Jubilados, Pensionados y Adherentes. Concurren unos 50 jubilados a buscar su vianda o a almorzar allí; también a jugar al burako, a descansar o, simplemente, pasar el rato entre clases de yoga, folclore, tango y salsa, entre otras actividades.

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