Es argentina y dirige una fábrica de réplicas de autos que se venden en todo el mundo

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Paz de pueblo, tranquilidad rural. Todd tiene ese condimento de las localidades donde todos se conocen y en las que caminar por sus calles es un constante levantar la mano o mover la cabeza como intercambio de saludo. Generalmente, cada lugar tiene su distintivo, sea por un tipo de producción, alguna fiesta típica o uno o más personajes resonantes. Una de las particularidades destacadas de esta comunidad de algo más de 700 habitantes, es formar parte de un entorno tradicionalmente fierrero, por estar casi pegado a Arrecifes (menos de 10 km sobre la RN8, provincia de Buenos Aires), localidad cabecera del partido homónimo considerado “Cuna de Campeones”. Más de 750 pilotos (entre famosos y anónimos) se cuentan entre los arrecifeños de nacimiento o por adopción. Froilán González, Pairetti, García Veiga, Fontana, los Di Palma, Marincovich y Canapino, apenas algunos de una interminable lista.

Pero esa fecunda tierra de ases del volante (dicen que es récord mundial en la materia) tiene un plus tan singular como significativo, de relevancia internacional. Se llama Reklus Cars y está allí, situado en esa atmósfera donde se respira automovilismo. Es un atelier en el que artesanalmente toman forma réplicas de autos de otros tiempos, que salen con sello de exportación hacia los destinos más variados y lejanos. Son piezas exquisitas por su nivel de detalles y calidad en pos de respetar al máximo los estándares originales y exigidos por clientes de todas partes. También restauran autos originales, pero no es su principal actividad. Candelaria Tornquist es la dueña y encargada de llevar las riendas de este espacio donde se recrean modelos del pasado, tanto de competición, como para uso civil, ya sea Maserati, Alfa Romeo o BMW.

Fanática de Fangio, convive con los autos y la mecánica desde que aprendió a caminar. Su padre, Marcelo Tornquist, fue el primer piloto profesional de Turismo Carretera, con larga trayectoria en el TN (durante la que muchos consideran la mejor época de la categoría) y como navegante de Rally. Vaya si no aplica la máxima de que “la sangre tira”, si esta mujer de 52 años aprendió a manejar cuando aún era una niña. Inquieta, curiosa, rodeada de autos e inmersa en un ambiente de carreras, encontraría en el camino a su otra mitad: Gustavo Mancardo, “Pini” para todo el mundo, su esposo y cofundador de Reklus.

Candelaria Tornquist observa una carrocería
Candelaria Tornquist observa una carrocería

Se habían cruzado la pasión y el fanatismo de un amante de los autos, con el entusiasmo de su compañera de vida y socia en esta aventura de coleccionar motores, carrocerías y piezas de todo tipo. Él había ya arrancado en su rol de constructor siendo aún un adolescente, cuando armó el primer auto. Y fue hace casi un cuarto de siglo cuando esta fábrica se puso en marcha, primero en la Zona Norte del Gran Buenos Aires y luego, en este pueblo de Arrecifes. Con momentos muy buenos, más de un altibajo, épocas de mayor o menor fortaleza económica, pero siempre fueron creciendo, a base de esfuerzo, sacrificio y varias resignaciones. Así, el emprendimiento forjaba su presencia, mientras su nombre se instalaba entre la elite de los coleccionistas.

Pero en el destino había una dura posta. En 2020, “Pini” perdió la vida en un accidente de tránsito. Tenía 54 años. Y ya antes de afrontar la recuperación de ese tan severo golpe, había que decidir: parar la máquina y cerrar o seguir para adelante y honrar todo el esfuerzo que hasta allí los había llevado. Con sus tres hijos aún chicos y rodeada de afectos, gente de confianza y muy al tanto del tema, se puso al frente. “Acá en Todd estamos felices, es nuestro lugar en el mundo”, dice sentada en un sillón del living armado en uno de los extremos del showroom (exquisito muestrario de museo), mientras cuenta detalles del trabajo que allí se hace, que demanda investigación, estudios y búsqueda constante de piezas, técnicas y soluciones para que este engranaje no se detenga.

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