Taxis robots: la última apuesta del Google chino

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Robin Li sonrió cuando se le pidió en una reunión corporativa en 2014 que reflexionara acerca de su camino para convertirse, en aquel momento, en el hombre más rico de China. “Simplemente tengo suerte”, insistió. Li, cofundador y patrón de Baidu, un motor de búsquedas con sede en Pekín, quizás buscaba proyectar modestia. Pero también se puede interpretar literalmente a sus palabras. Gracias a la censura oficial, Google es inaccesible en China continental. Eso deja a Baidu como líder sin rivales en las búsquedas chinas. Pero ahora la desaceleración de los ingresos por publicidad lo llevan por un camino diferente.

Es indiscutible el dominio de Baidu en las búsquedas. Su promedio de 538 millones de usuarios activos mensuales el año pasado multiplicaba casi por seis el total sumado de sus tres siguientes rivales locales.

El precio de las acciones de Baidu se ha triplicado en un año, llevando su capitalización de mercado a US$93.000 millones. Montado sobre esta ola de entusiasmo de los inversores internacionales, recientemente concretó su lanzamiento accionario secundario en la Bolsa de Hong Kong.

Pero puede parecer injustificada la empinada alza de la valuación de Baidu. La publicidad, que es la principal fuente de ingresos, se ha visto afectada al forzar la pandemia a las empresas chinas a reducir sus presupuestos de marketing. Los avisos en el servicio principal de búsquedas de Baidu recaudaron 66.300 millones de yuanes (US$9600 millones) en 2020, un 5% menos que el año anterior.

Nuevo esquema

Aún al recuperarse la economía china es improbable que la publicidad siga impulsando el crecimiento de Baidu tan poderosamente como antes. En los últimos años se han multiplicado las ofertas de espacio publicitario digital en China, deprimiendo los precios. Las empresas ahora pueden elegir entre una variedad de plataformas para ofrecer sus bienes, desde apps de video adictivas como Kuaishou hasta nuevas empresas de comercio electrónico como Pinduoduo.

La dirección de Baidu parece reconocerlo. La firma se está diversificando rápidamente. En noviembre pasado acordó comprar yy Live, una app de videos compartidos y streaming en vivo, por US$3600 millones, buscando aumentar su presencia en el entretenimiento online y competir con empresas como Kuaishou. Baidu también está invirtiendo mucho en servicios en la nube para mantenerse a la par de Alibaba y Tencent, dos rivales tecnológicos chinos más grandes. Pero se podría decir que la iniciativa más audaz es lo que la compañía llama “conducción inteligente de automóviles”.

Negocio potencial

Este negocio hoy prácticamente no aporta ingresos, pero tiene un “inmenso potencial de monetización a largo plazo”, según el nuevo prospecto de Baidu. El negocio tiene tres ramas. La primera es la creación de una flota nacional de robotaxis con la tecnología de autoconducción propia de Baidu, llamada Apollo.

La firma ya está operando taxis autoconducidos en tres ciudades chinas, incluyendo parte de Pekín. Actualmente los viajes son gratis, pero Baidu insinúa que pronto puede comenzar a cobrar. También tiene ambiciones internacionales. En enero obtuvo el permiso para probar los autos sin chofer en California.

Baidu también piensa producir masivamente vehículos eléctricos. En enero creó un nuevo emprendimiento con Geely, un fabricante automotriz chino, para llevar autos “inteligentes” (aunque no totalmente autónomos) al mercado en un plazo de tres años.

Para 2025 el gobierno chino quiere que uno de cada dos autos nuevos vendidos sea un vehículo eléctrico. La tercera rama permitirá a Baidu obtener ingresos inmediatos ofreciendo a fabricantes automotrices chinos servicios como mapas de alta definición y tecnología de estacionamiento automatizado, los que ya ha vendido a 10 firmas.

Baidu ya es un ingresante tardío a la atestada industria china de movilidad personal. Al menos, por ahora, los inversores están acompañando a la empresa.ß The Economist

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